La Semana Santa ya ha llegado de manera sigilosa, pero sin quitarle mérito. Para mucha gente es el momento más significativo e importante del año. Todas aquellas personas que hacen posible esta festividad, después de todo un año preparándose y organizándose para el gran momento, vuelcan todo su esfuerzo y todas sus ganas para que todo salga a la perfección. Aunque este año es de manera diferente, no perdemos la pasión de poder sentirla otra temporada más. Al oír las palabras “Semana Santa” no podemos evitar pensar en el olor a incienso, el tamborileo y el sonido que produce el aire que sale de las trompetas, pero también se constituye como una experiencia, y especialmente singular…

En esta ocasión, hemos hecho un “recorrido santero” entre las tres mancomunidades que arropa el territorio de la Ruta del Vino Montilla Moriles; Campiña Sur Cordobesa, Guadajoz Campiña Este y la Subbética, resumiendo el sentir de tres municipios de la Ruta del Vino Montilla Moriles durante estas fechas.

Para los pontaneses, gentilicio de Puente Genil, es la etapa más señalada del año. Todos los habitantes la llaman con el indiscreto nombre de “La Mananta”. Es una fiesta forjada por el pueblo. Todos y cada uno de sus participantes son como las piezas de un puzzle, piezas imprescindibles que no pueden faltar para que esta pueda ser llevada a cabo. Los grandes fieles de esta tradición religiosa se llaman a ellos mismos “mananteros” y la viven con gran fervor y sentimiento.

 

 

En esta localidad disfrutamos con sus peculiares desfiles procesionales de romanos y de numerosas figuras bíblicas tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Hacen acto de presencia con vistosos ropajes de la época, con rostrillos que cubren la cara y con el atributo o martirio que identifica a cada personaje en sus manos.

 

 

Una de las representaciones más curiosa, es la de la muerte y el demonio. Estas dos figuras junto a los jetones juegan y hacen a los niños más aventurados correr durante el desfile.

 

 

Para los que queramos curiosear, y dadas las circunstancias especiales que tenemos este año, se expondrán al público las imágenes de los cristos y las vírgenes a las puertas de sus respectivas cofradías pontanesas.

Nos trasladamos al otro extremo de nuestro territorio. En Guadajoz Campiña Este nos encontramos a Baena. No nos deja indiferentes las diversas figuras que acompañan a las procesiones: apóstoles, evangelistas, profetas, virtudes, Judas, centurias de romanos y la turba de millares de judíos de Cola Blanca y Cola Negra. Los elementos centrales de esta Semana son el tambor y el judío.

El toque de tambor del judío dota de singularidad al acto, conformándose como una de las mejores formas de transmitir el significado de la festividad y, además, de darle vida y un toque diferente a esta. Con semejante espectáculo musical de tambores no resulta extraño que su sonido haya sido declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

 

(foto de Francisco González www.semanasantabaena.es)

 

Son los judíos “coliblancos” y “colinegros” los que llenan de alegría las calles con sus colores y quienes han otorgado popularidad, esplendor y originalidad a la Semana Santa de Baena, llamando la atención por su indumentaria y por el casco de metal labrado con un colorido plumero.

Cambiamos los coloridos y los tambores de Baena por la Semana Santa de Cabra, declarada de Interés Turístico Nacional en 1989. Se conforma como una gran señal de identidad y sobresale por la gran participación popular, sus cofradías y su música. Esta es un elemento indispensable y excepcional que dota de diferenciación a dicha celebración. Los pasacalles se convierten en una melomanía en estado puro tras su recuperación después de tantos años ausentes. Además, la saeta ha incluido a este municipio, dentro del “triángulo de oro” de la saeta, al que pertenecen también otras ciudades andaluzas.

Este año el cartel anunciador es, por primera vez, una pintura del resucitado, haciendo alusión a las cuatro parroquias egabrenses y a distintos pasajes del evangelio.

 

 

Las imágenes que pasean por las calles y las que decoran sus iglesias, son de gran belleza artística. Tal es el atractivo de la imaginería, que deja estupefacto a cualquiera.

 

 

Este paseo visual es un mínimo ejemplar del gran potencial que nuestros pueblos cordobeses, llevados de la mano por la capital, ofrecen a todos los que somos apasionados y curiosos de esta gran festividad.

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